Una dictadura sin dictador
Maite García Romero
EL POLÍTICO, ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
El principio y fin ético de la soberanía política y el deber de
todo estado democrático no debería ser otro que la búsqueda del bien común de
la sociedad… El poder en declive de los gobiernos ha sido prácticamente
substituido por este poder planetario que escapa a todo control de la
democracia y cuyo único objetivo es obtener para la economía privada
megabeneficios cada vez más rápidos y descomunales.
Mientras este sistema financiero tiene bien “agarrados” a los
partidos políticos y a la mayoría de los medios de comunicación, nosotros los
ciudadanos, expectantes, con esa impresión creciente de sentirnos engullidos y
atrapados en una dominación fatídica, mundializada, globalizada y tan poderosa
que parece prácticamente inútil oponerse a ella, intentamos encontrarle lógica
a las enrevesadas y muchas veces absurdas razones que nos dan los políticos
sobre esta gran factura de medidas regresivas y discriminatorias que se está
llevando a cabo en el ámbito laboral, de la salud, de la enseñanza, es decir,
de los sectores más débiles de la sociedad: migrantes, enfermos, personas con
discapacidad, jubilados, ancianos dependientes, niños, mujeres, parados y
jóvenes. ¿Es moralmente correcto pretender salir de
la crisis a base de machacar a este sector con medidas tan sumamente injustas y
descabelladas? … Me parecen de lo más perversas unas medidas que se ceban de modo
tan canallesco con aquellas personas que están ya en la recta final de su vida
y necesitan unos cuidados especiales para poder realizar sus conductas básicas,
cuando ni siquiera hemos visto una sola medida de
recortes a las élites sociales, políticas, religiosas, económicas y financieras
que son los primeros que deberían dar ejemplo…
Continuamente nos estáis pidiendo sacrificios cuando vosotros,
políticos, no sois capaces ni siquiera de eliminar coches oficiales, tarjetas
de créditos, o como mínimo, viajar en clase turista. Os resistís a perder vuestros privilegios. Es
evidente que a ustedes no les afecta de igual modo la reforma laboral ni
cualquier otro instrumento de austeridad que está sufriendo el común de los
ciudadanos… Insistís en que nos ajustemos aún más el cinturón, que las
circunstancias lo exigen. Pero no sois conscientes de que vosotros lo lleváis
tan flojo que os habéis quedado con el culo al aire. Y en esta guisa me pareció
ver al señor Rajoy cuando
le escuché decir el otro día que “a los parados se les
bajará la prestación por desempleo a partir del sexto mes para incentivar la
búsqueda de trabajo”… Ciertamente los esfuerzos emprendidos para poner un parche a la
situación y reducir el paro son indispensables y bienvenidos, pero no así señor mío, no así… ¡Por favor, señores, ya
está bien de tanta estupidez y arrogancia!
No existe ideología ni
moral en el mercado… El mercado ha sustituido los valores y principios democráticos y
está acorralando a la política consiguiendo trastocar los pilares de una
economía basada en el conocimiento y el bienestar social.
Estamos comprobando como en la hecatombe
de Bankia ha tenido mucho que ver la politización
de las cajas de ahorros: el reparto político, los métodos de
elección de los Consejos de Administración, y por supuesto la influencia
política en las decisiones de inversión y toma de participaciones de riesgo en
mercados bursátiles. Y yo me pregunto: ¿Cómo
después de lo que han hecho nadie les reclama nada por su falta de seriedad e
irresponsabilidad? ¿Cómo estos poderes financieros globales, causantes de la
crisis, parecen invulnerables ante la ley? ¿Dónde están los notorios consejeros de las cajas de ahorros —los
auténticos culpables—, tanto del PSOE como del PP, Izquierda Unida y
sindicalistas?
Es obvio que el poder de la banca —esta dictadura sin dictador— es
tan inmenso que limita las conductas de quienes debieran tomar medidas y
denunciar abusos…
Si algo tiene de favorable esta crisis económica-financiera es, en
mi opinión, por la visión mucho más definida que da sobre los ineptos, corruptos e incompetentes que son nuestros empleados
políticos, que como niños malcriados que han crecido sin disciplina ni
limitaciones, polemizan, mienten y abusan del miedo y la debilidad de los
ciudadanos, encargados de mantenerlos.
La clase política
española, ya sea de un color u otro, ha perdido el camino ético. Miente.
* Miente cuando se dicen dialogantes y no lo son.
* Miente con retóricas preñadas de palabras grandilocuentes, cuando
disfrazan indignamente sus errores y cuando olvidan sin rubor sus programas y
sus promesas electorales que fueron las que les dieron el voto.
* Miente por temor al poderío financiero.
* Miente para ocultar la
verdad.
La crisis económica que vive España se ha convertido más que nunca
en una crisis de valores y derechos humanos que está desmoronando la democracia
sostenible y el estado del bienestar, que tanto esfuerzo y sacrificio costó
alcanzar. El objetivo de los grandes poderes económicos y de aquellos políticos
puestos a su servicio es paralizarnos
con el miedo. Y eso, los ciudadanos, no lo vamos a consentir.
Extractos
tomados del blog de Maite
García Romero
(subrayados míos )
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