lunes, 2 de julio de 2012


Ernesto Cardenal: “Hace tiempo que Dios renunció a ser Dios”


Con 87 años, el premio Reina Sofía de Poesía jura que solo el presente le interesa

El poeta revolucionario


Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925) recibió en 2009 el Premio Pablo Neruda de Poesía y recientemente ha sido galardonando con el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. A sus 87 años solo atesora esos dos premios, aunque también considera que más bien le molestan los homenajes. Poeta, sacerdote, traductor, escultor… También fue ministro de Cultura con el Gobierno sandinista de Nicaragua entre 1979 y 1987 y profeta de la Teología de la Liberación.

Como tal profeta, el autor de El Evangelio en Solentiname ha sido enemigo sin remedio del Vaticano. “Ratzinger es igual que Wojtyla, o peor”, asegura en esta entrevista. También dio forma a la experiencia de Solentiname, una comuna a la manera de los primeros cristianos con una orientación marxista que les llevó a interpretar el Evangelio. Sobre su desengaño con la revolución sandinista, afirma: “Daniel Ortega no es de izquierdas ni sandinista, traicionó a la revolución”.

 De la entrevista, publicada en “El País Semanal”, he entresacado algunas de sus frases:

* La sociedad comunista perfecta… que viene a ser lo mismo que el reino de Dios en la tierra. Yo no tengo otra cosa que predicar que el cristianismo y el marxismo, que para mí son la misma cosa.

 * Si usted me pregunta si el marxismo fracasó, le diré que Chesterton, escritor, humorista, inglés y católico, dijo que el cristianismo no había fracasado… porque no se había puesto en práctica nunca. Yo digo lo mismo del marxismo, que nunca se puso realmente en práctica.

 *. Ratzinger ha puesto en práctica las mismas políticas pontificias del otro. Es igual que Wojtyla. O peor.

 * Revolución es lo mismo que predicaba Jesús. Hoy hay teólogos que dicen que el reino de Dios que él predicaba era una expresión semejante al concepto actual de revolución, es verdad. Una revolución subversiva, que en el caso de Jesús fue lo que le llevó a la muerte. Significaba también un cambio político y social. La juventud de hoy sigue diciendo “otro mundo es posible”, y yo también lo creo, como lo creyó Jesús. Es posible, y necesario. Y, como dice el obispo brasileño Casaldáliga, también otra Iglesia es posible. Hasta hay quien dice que otro Dios es posible.

 * Puede no creerse en ningún Dios. Los ateos dicen lo mismo que decían los cristianos primitivos, que también fueron ateos.

 * ¡Hace tiempo que Dios renuncio a ser Dios! Se apartó y nos dejó para que hiciéramos el cambio solos. Nos dejó en libertad y desapareció. Eso explica el Holocausto y las demás aberraciones de la creación del ser humano.

 * Si lees la Biblia, verás todo el tiempo a un Dios subversivo. Jesús de Nazaret, lo mismo. Así que, en efecto, estamos obligados a la subversión.

 * La experiencia de Solentiname fue muy modesta. Bueno, casi una comuna a la manera de los primeros cristianos. Éramos cristianos renovados de la Teología de la Liberación, con una orientación marxista, y así interpretamos el Evangelio. Una experiencia.

 * La que se autodenomina la Madre Iglesia ha traicionado el Evangelio. El Vaticano es algo muy diferente de lo que Cristo fundó con unos pescadores.

 * La revolución no tiene por qué ser violenta, puede ser pacífica. En algunos casos no queda más remedio que recurrir a las armas. El papa Pablo VI, que no era ningún extremista, declaró una vez en Colombia que ante una tiranía evidente y prolongada era legítima la lucha armada. ¡Pero ya lo decía Gandhi! Dijo que su pacifismo no habría sido posible en la Alemania de Hitler, y animó a los hindúes a entrar en el ejército inglés para luchar contra el fascismo.

 

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