miércoles, 6 de marzo de 2013


Vicenç Navarro


La demonización de Chávez

15 ene 2013

Uno de los indicadores de la escasa calidad de la democracia española es la limitadísima diversidad ideológica en los medios de mayor difusión en España. El sesgo conservador de tales medios –incluso de aquellos que se consideran de centro o centroizquierda- es muy acentuado en España. Ni que decir tiene que tal sesgo es también característico de gran número de países llamados democráticos...
Y ahí está uno de los puntos más vulnerables y defectuosos de la llamada democracia española: el monopolio mediático de los intereses conservadores en el sistema informativo español. Y este monopolio supone un coste elevadísimo para la democracia española. No sólo impide que la población esté bien informada, ofreciéndole un amplio abanico de posturas en sus medios, sino que reduce la calidad del debate político, pues las voces conservadoras-neoliberales, conocedoras de la ausencia de crítica a sus posturas, y dueñas, por lo tanto, de una inmunidad intelectual, dicen y sostienen argumentos basados en datos que son fácilmente demostrables que son falsos.
Si se hubieran publicado en España, por ejemplo, las respuestas de Mark Weisbrot, publicadas en el The New York Times y en el The Guardian, se podría haber visto el grado de exageración, hipertrofia y falsedades que contenían los datos presentados por Moisés Naím, entre otros. Mark Weisbrot es uno de los economistas más creíbles en temas económicos internacionales en EEUU. Veamos los datos. El déficit público de Venezuela representa, según el Fondo Monetario Internacional, no el 20% del PIB, sino el 7,4%. En cuanto a la supuesta hipertrofia de la deuda pública en Venezuela, ésta representa el 51,3% del PIB, un porcentaje que es menor que el promedio de deuda pública de la Unión Europea (82,5% del PIB), y menor del objetivo al cual aspira la UE (el 60% del PIB)…
Mark Weisbrot señala también algunos de los puntos flacos de la economía venezolana, como es la elevada inflación, un problema generalizado en América Latina. Ahora bien, incluso en esta situación problemática, el gobierno Chávez ha podido reducir tal inflación del 28,2% al 18%, reducción que ha conseguido a pesar de un gran aumento del gasto público y muy en especial del gasto público social. Durante los últimos diez años, el gobierno ha aumentado tal gasto un 60%, expandiendo considerablemente su muy insuficiente Estado el Bienestar venezolano, causa de su gran popularidad entre las clases populares. Como bien han documentado los investigadores sociales de gran credibilidad internacional, los profesores Carles Muntaner (de la Universidad de Toronto), Joan Benach y María Páez Victor (de la Universidad Pompeu Fabra), la pobreza ha pasado a ser de un 71% de la población en 1996 a un 21% en 2010, siendo especialmente acentuada la reducción en la pobreza extrema, que pasó de ser un 40% en 1996 a un 7,3% en 2010 (ver el artículo “Los logros de Hugo Chávez y la Revolución bolivariana”, de Carles Muntaner, Joan Benach y María Páez Victor).
Es, por lo tanto, lógico y predecible que Hugo Chávez y el partido que lidera, en unas elecciones democráticas (en las que, por cierto, la gran mayoría de medios de mayor difusión venezolana, controlados por grupos mediáticos de sensibilidad conservadora y neoliberal, estaban en contra), haya ganado 13 de las 14 elecciones nacionales. Todos estos datos no aparecen en los medios de mayor difusión en España, donde maliciosamente se ha demonizado a aquel gobierno.
Las causas de esta demonización son fáciles de entender.
En primer lugar, Venezuela es hoy el país del mundo con mayores reservas petrolíferas. Los gobiernos estadounidense y europeos que apoyan a regímenes feudales en el medio oriente a fin de asegurarse la provisión de tal recurso, ahora se oponen a muerte a un gobierno que quiere servir a las necesidades de sus clases populares, y que no acepta ser, como lo son los regímenes feudales, mero servidor de aquellos intereses estadounidenses y europeos.
La segunda causa es que América Latina ha estado gobernada durante largos periodos por gobiernos neoliberales como al que sirvió Moisés Naím, que expandieron la pobreza de sus poblaciones de una manera muy notable. Ello creó una respuesta de protesta que conllevó el establecimiento, por medios democráticos, de gobiernos reformistas de izquierda, no sólo en Venezuela, sino también en Ecuador, Bolivia, Argentina y Uruguay, entre otros (que aparecen como las bestias negras), y que elección tras elección continúan siendo reelegidos. De ahí la gran adversidad, pues parte de su vocación reformadora se basa en romper los monopolios mediáticos que han controlado la información en aquel continente. Pero de esto el lector español ni se entera. Y a esto le llaman democracia.
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas Y Sociales (Univesidad Pompeu Fabra. Barceolona)
 
Reproducimos por su interés algunos extractros de este artículo

 

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