martes, 19 de marzo de 2013


FRANCISCO I, EL PADRE ARRUPE Y EL JESUITISMO
Con este título, Desiderio Parrilla Martínez publica en Periódico Digital (17.03.2013) un artículo interesante y apropiado en estos momentos, en que la Iglesia estrena un nuevo papa, jesuita por más señas. Reproduzco y subrayo alguno de sus párrafos.
 “La reforma propuesta por Arrupe no era una mundanización de la Iglesia, sino una renovación dirigida precisamente contra un modelo mundano hegemónico en la Compañía: el “jesuitismo”, bajo cuya égida se restauró la Compañía en la rehabilitación pontificia de 1814.
Este “jesuitismo” era a los ojos del padre Arrupe una desviación mundana y temporalista de la vocación ignaciana original, que convirtió progresivamente la Compañía en una estructura de poder al servicio del restauracionismo católico. La reforma de Arrupe no era un proyecto mundano, sino todo lo contrario. Lo que pretendía era purificar la Compañía de esta desviación mundana, y de todas sus adherencias temporalistas, que desvirtuaban o pervertían de raíz el designio apostólico y misionero de la Compañía de Jesús.
Esta estructura viciada recibió el nombre de “jesuitismo” y con tal nombre se designa una cierta praxis enraizada en el laxismo y un peculiar uso interno de los adiafora: una despiadada moral de picaresca, de la treta y el ardid para sujetar al prójimo, una acción hostil de la milicia cristiana para prevalecer sobre los asuntos del mundo (en política, en economía y derecho, etc.).
El jesuitismo no se ha detenido en emplear el engaño, la delación, el espionaje, la coacción violenta, o cualquier otro procedimiento de control grupal para alcanzar el éxito y la dominación colectiva.
Muchas de estas prácticas han sido copiadas y adoptadas por realidades eclesiales contemporáneas, que están en la mente de todos. No hace falta mencionar nombres, para no ofender a nadie.”
 
 

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