viernes, 30 de agosto de 2013

A propósito de Siria


ERASMO, OBAMA Y LA GUERRA DE SIRIA

 

¿Qué pensaría Erasmo de las guerras de nuestros días que se emprenden con tanta ligereza e irresponsabilidad? ¿Y los motivos y razonamientos hipócritas para justificarlas? ¿Podría comprender la matanza de civiles como daños colaterales?

¿Se acuerdan de Irak y de las armas de destrucción masiva?  ¡Ahora se trata de la guerra en Siria y del uso de armas químicas!

Erasmo cita en sus Adagia esta sentencia: Dulce bellum inexpertis (la guerra es dulce y agradable para quienes no la han experimentado). Lo más probable es que esta máxima proceda de Píndaro, poeta griego del siglo VI a.Xto. Este aforismo resume a la perfección lo que Erasmo, pacifista integral y militante, piensa sobre la guerra. Es la antítesis del “Si vis pacem, para bellum.

En su Epitoma rei militaris escribe Vegetius: Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum. Quien desee la paz que se prepare para la guerra. Quien quiera conseguir la victoria, que entrene sus soldaos con diligencia. Quien aspire al éxito que luche con estrategia y no lo deje al azar. Nadie se atreve a provocar u ofender a quien ve como superior en el combate.

He ahí dos concepciones diametralmente opuestas. Los pragmáticos (los que no tienen más criterio de verdad que la eficacia) optarán, sin dudarlo, por la paz armada (¿puede existir una paz armada?). Erasmo y los humanistas, cristianos o no, optarán simplemente por la paz. Son fieles seguidores de las enseñanzas de Jesús: Habéis oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra (Mt.5,38ss.). La guerra es el antievangelio. ¿Son ilusos, utópicos, los humanistas como Erasmo? Quizá; pero tienen la fe que mueve montañas. Están plenamente convencidos de que sólo la no violencia es capaz de cambiar el mundo.

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