sábado, 15 de junio de 2013


OREMUS PRO PONTIFICE NOSTRO FRANCISCO

(el alborotado gallinero episcopal)

Que nadie vea en el subtítulo una alegoría irrespetuosa sino simplemente lo que es: una metáfora descriptiva. (A propósito de metáforas. Mucho más realista y cruel resulta la que ha empleado Benedicto XVI al calificar de “jabalíes” a ciertos altos jerarcas que andan sueltos por el Vaticano, devastando la viña del Señor…)

El alboroto, la agitación, se ha producido cuando el papa Francisco ha irrumpido en Roma de modo súbito e inesperado. ¡Una corriente de aire fresco en un Vaticano con puertas y ventanas atrancadas de años, con olor a naftalina…! Su nombre (altamente perturbador), sus gestos espontáneos, su sencillez en el vestir y en su vivienda, su cercanía a la gente, sus discursos directos e inteligibles, tan poco académicos, (“Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno”), su talante abierto y dialogador…

La Conferencia Episcopal Española no parece haber echado las campanas al vuelo para celebrar la llegada de este papa. Pienso que la mayoría de los obispos españoles ha quedado desconcertada (¿defraudada?). Los obispos españoles, (como muy bien los definía el cardenal Tarancón), sufren de tortícolis de tanto mirar a Roma… Últimamente se identificaron tanto con el ultraconservador Juan Pablo II que su tortícolis se ha calcificado. ¿Podrán acomodarse a los tiempos que se avecinan? Difícil pero no imposible. ¡Siempre cabe cambiar de casulla!

Ahora que tan a gusto se sentían navegando por las aguas de Trento, pilotados por los ultraconservadores Juan Pablo II y Benedicto XVI, va y llega el papa Francisco con la pretensión de volver al Vaticano II. ¿Al Vaticano del papa Juan XXIII? ¡Dios mío, qué horror!

Algunos de nuestros obispos (digo algunos, porque la mayoría, que han aprendido a nadar y guardar la ropa, calla) andan excitados, nerviosos, inquietos… Ahí tienen a los obispos de Córdoba, Segovia y Málaga, llenos de un celo descomedido, arremetiendo con sus declaraciones y actuaciones extemporáneas contra todo lo que les desagrada. Poligamia, divorcio, amor libre, sacerdocio de la mujer… ¡Ah! ¿Y qué decir del obispo Reig, martillo de homosexuales y rabioso fustigador de la homosexualidad? Cacarean con la misma prepotencia que tienen las gallinas subidas al palo de un gallinero. Despojados de sus mitras, descabalgados de los tronos a los que se han aupado, fuera de sus torres de marfil, ¿qué son sino pobres hombres sin argumentos, incapaces de enfrentarse a teólogos serios?  A estos obispos habría que recordarles las recientes palabras del papa Francisco: “Para dialogar es necesario bajar las defensas y abrir las puertas”.
 
Rouco y Martínez Camino (la voz y la sombra de su amo), encaramados en lo más alto, alineados con la derecha doctrinaria, huyen hacia adelante con su politiqueo de dominar la sociedad española, de amontonar más y más privilegios, de instaurar la tan soñada “cristiandad”…, sin enterarse de que el Papa Francisco ha instado a los pastores que sirvan a los pobres y se conviertan en pastores “con olor a oveja”. Al papa Francisco no le van a poner las cosas fáciles: ni aquí ni en oninguna parte; y mucho menos en el Vaticano, cuya Curia ya le ha enseñado los dientes… No se fía de los que le rodean. Como él mismo ha reconocido, necesita que los fieles de a pie le arropen, le echen una mano… La soledad, la indiferencia, pueden resultar armas letales...

 “Que el Señor lo conserve, le de fuerzas y lo libre de sus enemigos”

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