martes, 21 de mayo de 2013


La maldición de El Escorial


Muchos de los invitados al enlace Ana Aznar-Alejandro Agag han caído en desgracia: Correa, 'El Bigotes', Camps, Rato, Mato...  

     En El Escorial, se celebró el 5 de septiembre de 2002 una boda inolvidable, tanto para los contrayentes y su familia como para el resto de los españoles. Ana Aznar, hija del entonces presidente del Gobierno, se casó con Alejandro Agag, ante más de mil invitados. Encabezaban la lista de invitados los Reyes de España, los ex presidentes del Gobierno, los primeros ministros de Italia y Reino Unido y Portugal. Además de los altos representantes de todas las instituciones del Estado y todas las personas que habían contribuido desde las bambalinas a poner en pie y engrandecer la leyenda política del padre de la novia, José María Aznar, que gobernaba España con mayoría absoluta.

     La revista '¡Hola!' dedicó un número especial a la boda. En el despliegue, sin embargo, pasaron inadvertidos unos cuantos personajes que con el tiempo alcanzarían gran fama, mala fama en este caso, como protagonistas de la trama Gürtel, la corrupción que persigue al PP desde que detuvieron a Francisco Correa, el mayordomo del servicio doméstico del partido, el que montaba las traseras e iluminaba los escenarios desde donde Aznar se dirigía a los españoles. En estrecho contacto con Luis Bárcenas, el gerente del PP, que estaba acumulando un fortunón…

     Once años después de aquella boda, bien puede hablarse de la maldición de El Escorial. Correa pasó por la cárcel y hace frente a un proceso penal acusado de graves delitos. Su colega Álvaro Pérez, el Bigotes, que se presentó en la ceremonia con un gran puro símbolo de poderío, le acompañará en el banquillo. Sus sueños de grandeza tienen muchas posibilidades de acabar en la celda de una cárcel.

     La ola expansiva de la trama Gürtel ha alcanzado de lleno a la pareja Jesús Sepúlveda-Ana Mato, invitados que fueron como colaboradores muy próximos a Aznar. No sólo ellos han pasado de la gloria a la intemperie. Muchos otros invitados también han sufrido otras desgracias o atraviesan situaciones complicadas. Desde los más ilustres, los Reyes de España, que afrontan la mayor crisis de la Monarquía desde su restauración, a los máximos dirigentes del PP, que acudieron a la boda todos a una, y que no ganan para disgustos desde que recuperaron el poder en las elecciones de 2011. El más ilustre de los caídos es Rodrigo Rato, entonces vicepresidente del Gobierno y el aspirante más serio a la sucesión. Rato salió de Bankia por la puerta de atrás minutos antes de que la entidad fuera nacionalizada y tiene abierto un incierto proceso en la Audiencia Nacional.

     El ex primer ministro Tony Blair, todo un líder en la Europa de finales del Siglo XX, se retiró perseguido por las mentiras de la Guerra de Irak. Tampoco a Silvio Berlusconi, el otro gran invitado internacional, le han ido muy bien las cosas. Hasta Flavio Briatore, el multimillonario amigo del novio y uno de los invitados más vistosos, ha sido sancionado y repudiado por las autoridades de la Fórmula 1 tras un escándalo de corrupción.

     En otro sentido, tampoco la madre de la novia está para tirar cohetes. Es alcaldesa de Madrid. Aunque el puesto no ha resultado ser tan colorido y satinado como las páginas del ¡Hola! ni tan entretenido como organizar una boda. Ana Botella está sufriendo más inclemencias de las que esperaba. Para ella, las imágenes de Correa y el Bigotes en la boda de su hija han sido una auténtica maldición que ahora vuelven a reproducir las televisiones… Por fortuna, los dos contrayentes de El Escorial siguen felizmente casados once años después y tienen cuatro hijos.

Lucía Méndez (El Mundo.es) artículo resumido

 

 



 

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