De la
cultura de la muerte y de la dictadura del relativismo a la cultura del encuentro,
de la libertad y del diálogo.
Todo lo que hemos
oído y visto hasta aquí del papa Francisco ¿es
un simple “cambio de ciclo” en la Iglesia? Para monseñor Reig (el de las declaraciones más desafortunadas
y furibundas contra la homosexualidad), este pontificado no significa un cambio
de rumbo, una vuelta al Evangelio, sino que se trataría simple y llanamente de
un fenómeno pasajero que, transcurrido
un cierto tiempo (¡cuánto más corto mejor!), daría paso a la Iglesia de siempre (dogmática, tridentina, inquisitorial, antimoderna,
etc.). Es decir: “Que todo cambie para que todo siga igual”.
Después de
tanto tiempo de muerto y enterrado el Concilio Vaticano II, el papa Francisco (¿papa de transición?) parece
que quiere resucitarlo. Los obispos de todo el orbe católico han quedado
públicamente reconvenidos en Río de Janeiro: Los Obispos han de ser
Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre;
pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior
como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y
austeridad de vida. Hombres que no tengan "psicología de príncipes".
¡Que tengan olor a oveja!
¿Se puede
hablar más claro? El papa Francisco sabe que no basta con predicar sino que hay
que dar trigo. Y eso es lo que parece que está haciendo con su ejemplo.
¡Qué diferencia con nuestros obispos, que, creyéndose en posesión de la verdad,
leen la cartilla a todos sus fieles y no toleran que nadie les rechiste!
¿Qué pensará monseñor
Reig y otros obispos como él
(pongamos por caso Rouco Varela, Martínez Camino y todos sus congéneres)
de esa “Iglesia pobre y para los pobres”
que con tanto coraje evangélico está impulsando el papa? ¿Le apoyarán
decididamente? ¿Abandonarán sus palacios y su psicología de príncipes y se
pondrán a servir al Pueblo de Dios? ¿Se situarán detrás de los fieles (que tienen
el olfato de la calle) y los escucharán con humildad, aceptando que los files
son gente madura, con criterio, que les pueden dar sopas con honda? ¿Qué
pensará la Conferencia Episcopal sobre la laicidad del Estado, después de la
lata que dio con el presidente Zapatero? Etc. etc.
He leído en
cartas al Director de El País (31 julio 2013), una de Antonio Roque que, en su brevedad,
resume muy bien lo que acabo de decir.
“¡Por fin! Por fin
aparece una persona con dos dedos de frente en la cúpula de la Iglesia
católica: el papa Francisco. A ver si a Rouco Varela, al obispo de Alcalá de
Henares, a Martínez Camino, por nombrar a algunos, les hace saltar de sus
posturas”
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