miércoles, 9 de octubre de 2013

Almudena Grandes versus Jueza Alaya

Jueza Alaya 10 – Almudena Grandes 0

 Mercedes Alaya, jueza que investiga la trama de los ERES, ha sido objeto de críticas y comentarios injustos por parte de políticos socialistas de la Junta de Andalucía e incluso del poder judicial para desacreditarla. El viernes (4 de octubre 2013), la jueza ha vuelto a ser objeto de un ataque con menciones a su físico por parte de la escritora Almudena Grandes, autoproclamada feminista, que escribe para la Cadena Ser. "Cada semana Almudena Grandes nos ayuda a pensar", subtitula sin pudor la emisora.
 He aquí la columna de referencia:
“Era la mujer perfecta. Por su tenacidad, por su resistencia, por su peluquería, por su maquillaje, por su habilidad para combinar prendas y complementos al entrar en su juzgado como si avanzara por una alfombra roja. Abanderada de una feminidad empachosa, su estética empezó a inquietarme mucho antes que su ética. Una madre de familia, con un empleo exigente, cuyo rostro jamás revela el menor signo de cansancio físico a las ocho de la mañana, o no es humana, o no es de fiar.
Ahora ya tenemos indicios contundentes de que Mercedes Alaya no es de fiar. La Fiscalía Anticorrupción la ha censurado con una dureza insólita, por haber dilatado sin motivo la instrucción del caso Mercasevilla, hasta lograr que prescribieran los delitos de dos imputados, que casualmente son hermanos de la ministra de Empleo, Fátima Báñez.
Les prometo que no voy a hablar de los jueces todas las semanas, pero comprenderán que hoy me pregunte, ¿y ahora, qué? La trayectoria previa de Alaya y este nuevo escándalo consolidan la impresión de un estado donde el poder judicial parece directamente sometido a los dictados del gobierno. ¿Se puede llamar a eso democracia? El viernes pasado me acordé de Cicerón. Hoy, recuerdo a Montesquieu. ¿Y el próximo? Al menos, la verdad sobre Alaya reconfortará a las mujeres imperfectas de España, todas esas madres con ojeras que salen de casa sin haber tenido tiempo para peinarse, y se pintan de mala manera en la parada del autobús".
 He aquí, algunos comentarios que he podido leer:
* Nunca hubiera imaginado de una mujer tan feminista como Almudena Grandes un ataque tan propio del más retrógrado machismo cavernícola.
* Los prejuicios hacia el aspecto exterior de la juez vertidos por la autora de esta columna resultan vergonzosamente patéticos y trasnochados.
* Almudena Grandes manifiesta su complejo de inferioridad y su rabia falsamente contenida contra Alaya. Esto no sólo la deja en ridículo sino que engrandece las virtudes de la juez. El ataque ha sido todo un bumerán para la escritora que se ha retratado a sí misma.
 Y ahora mi glosa:
Almudena Grandes termina su artículo, acordándose de Cicerón. Yo me he acordado de Horacio, de aquella frase suya que dice: “Aliquando bonus dormitat Homerus” que podemos traducir: De vez en cuando incluso el gran Homero se despista, comete errores. Quiero pensar que ese ha sido el caso de la famosa escritora.

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