jueves, 5 de septiembre de 2013

El papa, Siria y el G-20


 CARTA DEL PAPA FRANCISCO AL G-20
(fragmentos)
"El contexto actual de fuerte interdependencia exige un marco financiero global, con sus propias reglas justas y claras, para conseguir un mundo más ecuo y solidario, donde se puede acabar con el hambre, ofrecer a todos un trabajo digno, una vivienda adecuada y la atención médica necesaria . Su presidencia del G20 este año ha asumido el compromiso de consolidar la reforma de los organismos financieros internacionales y alcanzar un consenso sobre las normas financieras adaptadas a las circunstancias de hoy. Sin embargo, la economía mundial crecerá realmente en la medida en que sea capaz de permitir una vida digna para todos los seres humanos, desde los ancianos a los niños aún en el seno materno; no sólo a los ciudadanos de los países miembros del G-20, sino a cada habitante de la tierra, incluso a aquellos que se encuentran en las situaciones sociales más difíciles o en los lugares más remotos".

"En esta óptica, es evidente que en la vida de los pueblos los conflictos armados son siempre la negación deliberada de cualquier posible concordia internacional y crean divisiones profundas y dolorosas heridas que tardan muchos años en cerrarse. Las guerras constituyen el rechazo práctico de esforzarse para alcanzar los grandes objetivos económicos y sociales que la comunidad internacional se ha dado, que son, por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Desafortunadamente, los numerosos conflictos armados que aún asolan al mundo ponen cada día ante nuestros ojos, un cuadro dramático de miseria, hambre, enfermedad y muerte. De hecho, sin paz no hay ningún tipo de desarrollo económico. La violencia nunca trae la paz, condición necesaria para tal desarrollo".

"La reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de las veinte economías más grandes, que representan dos tercios de la población y el 90 % del PIB mundial, no tiene la seguridad internacional como su principal objetivo. Sin embargo, no puede dejar de reflexionar sobre la situación en Oriente Medio y especialmente en Siria. Por desgracia, duele constatar que demasiados intereses de parte han prevalecido desde el comienzo del conflicto sirio, impidiendo encontrar una solución que evitase la inútil masacre de la que estamos siendo testigos. Los líderes de los países del G-20 no permanezcan inertes ante el drama que vive desde hace ya demasiado tiempo la querida población y que corre el peligro de acarrear nuevos sufrimientos a una región sometida a duras pruebas y necesitada de paz. A todos y cada uno de ellos, lanzo un apremiante llamamiento para que ayuden a encontrar maneras de superar los diferentes contrastes y abandonen toda pretensión vana de una solución militar. Que haya, más bien, un nuevo compromiso de buscar con valentía y determinación, una solución pacífica a través del diálogo y la negociación entre las partes interesadas con el apoyo unánime de la comunidad internacional. Por otra parte, es un deber moral de todos los gobiernos del mundo alentar toda iniciativa para promover la asistencia humanitaria a las personas que sufren a causa del conflicto dentro y fuera del país".

 

 

 

 

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