viernes, 7 de septiembre de 2012


El estruendoso silencio de los Obispos y clérigos ante esta crisis que padecemos.

 “No hay dinero en las arcas públicas para pagar servicios”, fue el patético grito del Ministro de hacienda, Cristóbal Montoro, ante Las Cortes españolas para que aprobasen el mayor recorte de la democracia. Implica un ajuste de 65.000 millones de euros, reducción de la prestación por desempleo, paralización de ayudas a personas dependientes, bajada del sueldo a funcionarios, eliminación de paga de Navidad y una subida del IVA…

Los desahucios por orden de los bancos de decenas de miles de familias por impago de la hipoteca… gentes en la noche a las puertas de los grandes almacenes para rebuscar en los desperdicios… Más de cinco millones de personas sin trabajo. Y lo más terrible, miles de niños que se acuestan sin cenar ante la desolación de sus padres.

Y en este clamor de los ciudadanos causa pavor el estruendoso silencio de los Obispos y clérigos cristianos ante esta crisis que padecen, sobre todo, los más débiles, los niños, los ancianos, los enfermos, los dependientes, los desempleados, los enfermos crónicos… Pero, ¿qué ocurre?

La iglesia católica recibe, en España, al año unos 10.000 millones de Euros del Estado central, autonómico y local…

La Iglesia recibe asignaciones directas de millones para centros suyos; sueldos de profesores de religión; sacerdotes y clérigos; para patrimonio inmobiliario; para capellanes castrenses, de prisiones y de hospitales… y un sin número de privilegios por causa de unos Acuerdos con el Vaticano de 3 de enero de 1979 que reemplazaban al anacrónico e inconstitucional Concordato. El actual modelo constituye una anomalía en el entorno de la Unión Europea.

La ciudadanía va a explotar. El Gobierno tiene que decretar la denuncia de los acuerdos con el Vaticano, y mientras se sustancian en Las Cortes, suspender esos sueldos, privilegios, imponer el Impuesto sobre Bienes Inmuebles y gravar los cuantiosos envíos de dinero a las casas madres en Roma por las órdenes religiosas, perseguir el paraíso fiscal de muchos españoles en la Banca vaticana

Extracto del artículo de:

José Carlos García Fajardo. Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)

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