MARIANO
RAJOY
Y SU PAYASO
CARLOS FLORIANO
Rajoy
cumple (Manuel Rivas)
Después de año y medio en el poder, existe la
falsa idea establecida de que este Gobierno solo es competente a la hora de
incumplir… Se le acusa de mentir, incluso en las sagradas cifras del déficit. La
sensación extendida es la de que cuando no calla, miente. Pero todavía son más
temibles sus silencios. En la España de hoy, este silencio anticipa el
amotinamiento del Gobierno contra el pueblo… Este Gobierno incumplidor está
cumpliendo. Cumple con una jerarquía religiosa estancada en fray Vélez, cumple con una caverna
instalada en Donoso Cortés, cumple
con los ricos amnistiados… cumple legalizando las construcciones ilegales de la
costa… Y ahí estamos, cumpliendo.
Edipo
en la Moncloa (Fernando Vallespín)
“No quiero subir impuestos, pero no lo
descarto. Puede que sea esto o lo otro ya se verá. Haré lo que haya que hacer”.
Con esto nuestro Presidente del Gobierno… se presente así mismo como inútil,
superfluo. Las causas del sufrimiento que inflinge a sus ciudadanos las
presenta como si fueran el producto de la maldad de los dioses, de un destino
ciego o de los funestos designios de otros… La Moncloa se parece cada vez más al palacio de Edipo Rey, en ella sus pobres
inquilinos se esfuerzan en descifrar los enigmas encerrados en las
maquinaciones de la Troyka… Aunque,
bien pensado, los personajes trágicos somos los ciudadanos… Dan ganas de
decirle eso que un sacerdote exige a Edipo: “¡Vamos, tú, el más destacado de
los mortales, levanta la ciudad!”. Palabras vanas al líder más esquivo… Sí,
pobres ciudadanos, huérfanos de todo proyecto, sujetos a lo que a todas luces
parece pura improvisación… Entendemos que la política es contingencia… pero
también es acción… ¿Para cuando una auténtica reforma del Estado, de sus
multiplicidades y laberínticas superposiciones de órganos? ¿A qué espera para convertirse
en un líder activo y respetado en Europa? ¿Qué ha pensado para resolver la ya
insoportable crisis institucional? Nada, silencio.
… si aparece un despiadado payaso, un
humorista mordaz o un militante del dadaísmo declarando: “Que no nos ciegue ese mal dato para comprobar cómo la política económica
está dando buenos resultados a nivel macroeconómico”, la reacción inmediata
del público será una explosión de risa y celebrar el enloquecido ingenio del
que alivia la tragedia utilizando el sarcasmo. Pero está claro que en el carnet
de identidad de Carlos Floriano no figura que su profesión sea la de payaso, bufón
o cómico. Es el número tres del partido que gobierna, ajusta, recorta,
privatiza, decide los grados de asfixia y acorralamiento que pueden imponerse a
la plebe antes que su desesperación estalle… El tal Floriano no tendrá que
rendir cuentas ante nadie por su barbaridad, por agredir de forma tan cruel al
sentido común, por su convencimiento de que sus oyentes son idiotas.
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