viernes, 20 de septiembre de 2013

¿Otra Iglesia es posible?


De la moral sexual a la "revolución" social

* La entrevista que el Papa Francisco ha concedido al jesuita Antonio Spadaro ha dado la vuelta al mundo. Los medios de comunicación dan buena cuenta de ella. Hay que leerla. Solo haré hincapié en dos puntos.

* Durante los últimos 34 años (pontificados de Juan Pablo II y de Benedictino XVI) la Iglesia Jerárquica (no las Iglesias de bases) ha girado en torno a la moral sexual, convertida en verdadera obsesión. El Papa sabe que la Iglesia Católica está anquilosada, que tiene que deshacerse cuanto antes de su rigorismo y ponerse al día; por eso arremete contra la obsesión sexual de algunos obispos: "No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos… no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar".
[Recuérdese, como botón de muestra, las enfermizas declaraciones del obispo Reig].

 * El papa Francisco revisará la moral católica: Desde el preservativo, a las relaciones prematrimoniales, pasando por las parejas gays o los divorciados vueltos a casar. Eso sí, poco a poco, para no provocar a los talibanes católicos, que también los hay.

 * El papa Francisco reconoce también que esa Iglesia Jerárquica ha arrinconando a sabiendas la dimensión humana y social del Evangelio. “Quisiera que la Iglesia fuera pobre y de los pobres”, dijo desde el comienzo de su pontificado. Es la vuelta al mensaje fundamental del Evangelio: una Iglesia samaritana, pobre y comprometida con los pobres. Se trata de vivir la pobreza, experimentarla, compartirla, no de teorizar sobre ella [eso de “teorizar” ya lo hacen, y muy bien, los del Opus Dei, los Legionarios de Cristo, entre otros]. Desde el primer momento de su pontificado, la opción preferencial por los pobres ha sido su reto, su compromiso.  El papa ha puesto el listón muy alto; y eso le honra. Veremos si se lo dejan cumplir.

 

 

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