RATZINGER, ¿UN PAPA EN LA
SOMBRA?
1- Ha establecido minuciosamente su día de después: desde
el tratamiento que quiere recibir (Su Santidad), su vestimenta (sotana blanca),
etc. ¡Hasta sus zapatos! Nada ha dejado a la improvisación de terceros.
2- Ha decidido quedarse en el Vaticano. ¿No hay en su
querida Baviera o en toda Alemania un monasterio apropiado? ¿No puede el
gobierno alemán garantizar su seguridad, como se ha argumentado? ¡Por favor!
3- Ratzinger el 7 de diciembre de 2012 nombró
a Georg Gänswein, su leal secretario, Prefecto de la Casa Pontificia, y el 6 de enero de 2013 lo
consagró arzobispo ¡Qué prisas! ¿Qué comporta ese cargo? La Prefectura prepara cuanto se
refiere a todas las audiencias, privadas, especiales, generales, y a las
visitas de las personas admitidas a la presencia del Sumo Pontífice. Asimismo
dispone lo que se refiere a las ceremonias pontificias, a los Ejercicios
Espirituales del Santo Padre, del Colegio Cardenalicio y de la Curia Romana. Es decir, monseñor Gänswein (“le beau
male”, como le aclaman sus admiradores) se convierte en un estrecho lazo (un cualificado correveidile de ida y vuelta)
entre Ratzinger y el nuevo papa. Benedicto
XVI no estaría tan aislado del mundanal Vaticano y tan alejado del nuevo papa, como se nos ha querido vender.
4.- Ratzinger no sólo ha manifestado de
manera sibilina (tan del estilo curial) sus preferencias sobre el nuevo papa, sino que ha condicionado al cónclave,
al hurtar a los cardenales el acceso a los famosos Vatileaks.
Puede que estas elucubraciones sean fantasías mías. ¿Fantasías? ¿Quimeras? ¿Desvaríos? En estos últimos meses hemos
visto un culebrón (las riñas por el
dinero y el poder entre Bartone-Sodano, asuntos obscenos que no hace falta
repetir, etc.) para estar completamente seguros de que en el Vaticano la
realidad supera a toda ficción.
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