FRANCISCO
I, EL PADRE ARRUPE Y EL JESUITISMO
Con este título, Desiderio Parrilla Martínez publica
en Periódico Digital (17.03.2013) un artículo interesante y apropiado en
estos momentos, en que la Iglesia estrena un nuevo papa, jesuita por más señas.
Reproduzco y subrayo alguno de sus párrafos.
Este “jesuitismo” era a los ojos del padre
Arrupe una desviación mundana y temporalista de la vocación ignaciana original,
que convirtió progresivamente la Compañía en una estructura de poder al
servicio del restauracionismo católico. La reforma de Arrupe no era un
proyecto mundano, sino todo lo contrario. Lo que pretendía era purificar la
Compañía de esta desviación mundana, y de todas sus adherencias temporalistas,
que desvirtuaban o pervertían de raíz el designio apostólico y misionero de la
Compañía de Jesús.
Esta estructura viciada recibió el nombre de “jesuitismo” y con tal nombre se designa una
cierta praxis enraizada en el laxismo y un peculiar uso interno de los
adiafora: una despiadada moral de picaresca, de la treta y el ardid para
sujetar al prójimo, una acción hostil de la milicia cristiana para prevalecer
sobre los asuntos del mundo (en política, en economía y derecho, etc.).
El jesuitismo no se ha detenido en emplear el engaño, la delación, el
espionaje, la coacción violenta, o cualquier otro procedimiento de control
grupal para alcanzar el éxito y la dominación colectiva.
Muchas de estas prácticas han sido copiadas y
adoptadas por realidades eclesiales contemporáneas, que están en la mente de
todos. No hace
falta mencionar nombres, para no ofender a nadie.”
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