La Religión como asignatura optativa
pero con efectos académicos
¿No se da cuenta el ministro Wert de que la inmensa mayoría de los encausados por corrupciones varias en
nuestro país estudiaron con el sistema que él quiere recomponer? A más religión, más estafas.
(del artículo que Jorge M. Reverte publica hoy (20 junio 2013) en El País)
**************************************************
Este breve artículo
me recuerda la tan manoseada excusa de los corruptos: “Yo tengo la conciencia tranquila”. Es la cantinela “tan
católica” de los políticos corruptos. Lo dicen seguros de sí, sin ruborizarse,
tan cínicamente que se extrañan de que sus conciudadanos no den crédito a sus
palabras. Poner la mano en el fuego como
acudir a la propia conciencia son
frases tan obscenas como hueras.
No cabe
duda de que buena parte de estos políticos
corruptos habrá estudiado la asignatura de religión católica. Habrán aprendido que la conciencia moral discierne
entre el bien y el mal y ordena a la
persona a practicar el bien y evitar el mal. Claro que, puestos a aprender,
también habrán aprendido todas las argucias
y triquiñuelas para moldear (deformar) la propia conciencia, adaptándola a
sus propios apetitos y codicias terrenales. ¿Dónde queda el séptimo mandamiento: “no robarás”? Estos corruptos
(quizá de comunión diaria y procesión del Corpus; quizá miembros del Opus Dei o
de los Legionarios de Cristo…) actúan sin escrúpulos, al igual que el leguleyo
que, pervirtiendo el recto orden de las cosas, busca los resquicios de la letra
de la ley para violar su espíritu.
Estos políticos de conciencia pervertida, de manga ancha, siempre tienen a mano el
sacramento de la confesión, que,
mediante un “ego te absolvo”, les
perdona las culpas, les exonera de toda responsabilidad y les deja tan blancos
y tranquilos como el día de su primera comunión. ¡Y sin necesidad de devolver lo robado!
Los
ciudadanos no necesitamos conciencias tranquilas sino
conciencias rectas, para lo cual es absolutamente imprescindible la sinceridad,
la honradez, la honestidad consigo mismo y con los demás. ¿Sinceridad? ¿Honestidad? ¿Honradez? ¿Respeto a la verdad? ¡¿De qué
estamos hablando?! En España, país católico
desde la más remota antigüedad (como
lo definen los obispos para defender sus privilegios), la mentira campa a sus
anchas, el lenguaje se tergiversa hasta extremos ridículos, se engaña a los
ciudadanos sin el menor rubor… ¿Qué clase de religión católica es ésta? Sin duda, nos han dando (y siguen dando)
gato por liebre. Las doctrinas de Maquiavelo
(y no las del Evangelio) se han instalado en todas las instituciones, incluso
en las eclesiásticas…
¿Dónde
está la España Católica, reserva
espiritual de Occidente? ¿Dónde están Rouco
y los suyos, otrora tan combativos? ¡¡Callan!! No quieren incomodar a los suyos. Nuestros obispos siempre han sido gente de orden (del orden de los ricos y poderosos). Evitan
mirar a los pobres. Huyen de las algaradas y del “desorden” de los ciudadanos
que claman, llenos de impotencia y de rabia, contra la injusticia y el
menosprecio de los (¿católicos?) que los oprimen. Nuestros obispos no quieren que
se les recuerde el aforismo que acuñaron sus propios teólogos moralistas : “Quien calla, otorga”.
¡Ay,
cómo está el solar patrio, que diría
aquél!
No hay comentarios:
Publicar un comentario