La maldición de El Escorial
Muchos de los
invitados al enlace Ana Aznar-Alejandro Agag han
caído en desgracia: Correa, 'El Bigotes', Camps, Rato, Mato...
En El Escorial, se celebró el 5 de
septiembre de 2002 una boda inolvidable, tanto para los contrayentes
y su familia como para el resto de los españoles. Ana Aznar,
hija del entonces presidente del Gobierno, se casó con Alejandro Agag,
ante más de mil invitados. Encabezaban la lista de invitados los Reyes de
España, los ex presidentes del Gobierno, los primeros ministros de Italia y
Reino Unido y Portugal. Además de los altos representantes de todas las
instituciones del Estado y todas las personas que habían contribuido desde las
bambalinas a poner en pie y engrandecer la leyenda política del padre de la
novia, José María Aznar, que gobernaba España con mayoría
absoluta.
La revista '¡Hola!' dedicó un número
especial a la boda. En el despliegue, sin embargo, pasaron inadvertidos unos
cuantos personajes que con el tiempo alcanzarían gran fama, mala fama
en este caso, como protagonistas de la trama Gürtel, la corrupción que persigue al PP desde que
detuvieron a Francisco Correa, el mayordomo del servicio
doméstico del partido, el que montaba las traseras e iluminaba los escenarios
desde donde Aznar se dirigía a los españoles. En estrecho contacto con Luis
Bárcenas, el gerente del PP, que estaba acumulando un fortunón…
Once años después de aquella boda, bien
puede hablarse de la maldición de El
Escorial. Correa pasó por la
cárcel y hace frente a un proceso penal acusado de graves delitos. Su colega Álvaro
Pérez, el Bigotes, que se presentó en la ceremonia con un gran puro
símbolo de poderío, le acompañará en el banquillo. Sus sueños de grandeza
tienen muchas posibilidades de acabar en la celda de una cárcel.
La ola expansiva de la trama Gürtel ha alcanzado de lleno a la pareja Jesús
Sepúlveda-Ana Mato, invitados que fueron como colaboradores muy
próximos a Aznar. No sólo ellos han pasado de la gloria a la intemperie.
Muchos otros invitados también han sufrido otras desgracias o atraviesan
situaciones complicadas. Desde los más ilustres, los Reyes de España,
que afrontan la mayor crisis de la Monarquía desde su restauración, a los
máximos dirigentes del PP, que acudieron a la boda todos a una, y que no ganan
para disgustos desde que recuperaron el poder en las elecciones de 2011. El más
ilustre de los caídos es Rodrigo Rato, entonces vicepresidente
del Gobierno y el aspirante más serio a la sucesión. Rato salió de Bankia por la puerta de atrás minutos antes de que la
entidad fuera nacionalizada y tiene abierto un incierto proceso en la Audiencia
Nacional.
El ex primer ministro Tony Blair,
todo un líder en la Europa de finales del Siglo XX, se retiró perseguido por las mentiras de la Guerra de Irak.
Tampoco a Silvio Berlusconi, el otro gran invitado
internacional, le han ido muy bien las cosas. Hasta Flavio Briatore,
el multimillonario amigo del novio y uno de los invitados más vistosos, ha sido
sancionado y repudiado por las autoridades de la Fórmula 1 tras un escándalo de
corrupción.
En otro sentido, tampoco la madre
de la novia está para tirar cohetes. Es alcaldesa de Madrid. Aunque el
puesto no ha resultado ser tan colorido y satinado como las páginas del ¡Hola!
ni tan entretenido como organizar una boda. Ana Botella está
sufriendo más inclemencias de las que esperaba. Para ella, las imágenes de Correa y el Bigotes en la boda de su hija han sido una auténtica maldición
que ahora vuelven a reproducir las televisiones… Por fortuna, los dos contrayentes de El Escorial siguen
felizmente casados once años después y tienen cuatro hijos.
Lucía Méndez (El
Mundo.es) artículo resumido
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