El
papa Francisco, ¿papa universal u obispo de Roma?
El
teólogo José Mª Castillo acaba de
publicar en su blog “Teología sin censura” un interesante artículo sobre esa
cuestión de trascendental importancia. Copio unos párrafos.
“Antes
de empezar a cambiar los cargos de la Curia, por ejemplo, es más importante
empezar a cambiar la teología del papado… El nuevo papa, Francisco, ya
lo hizo desde el momento en que apareció, una vez elegido Sumo Pontífice, en la
logia de la basílica de San Pedro. Como recuerda todo el mundo, no se presentó
como "papa", sino como "obispo de Roma". Y hasta,
casi de forma provocativa, no se presentó bendiciendo al pueblo, sino pidiendo,
como "obispo de Roma", la bendición de sus diocesanos para él. No empezó como "papa", sino como
"obispo”
… entre otras razones, se comprende el
rechazo tajante que uno de los papas más importantes que ha tenido la Iglesia, san
Gregorio Magno (s. VI), manifestó contra el título de “papa universal”.
Este asunto capital ha sido objeto de estudio de uno de los más documentados
historiadores de la Iglesia que conocemos, el profesor Manuel Sotomayor, que, en un estudio, publicado en la “Miscellanea
Historiae Pontificiae” (1983), demostró, con una documentación exhaustiva, cómo
san Gregorio Magno insistió en que el título de “papa universal” es una
expresión “altanera”, “soberbia”, “vanidosa”, “nefanda”, “supersticiosa”,
“criminal”, “sacrílega”, “blasfema”, “propia del Anticristo”, “perversa”,
“estúpida”, “temeraria”… “contraria
al Evangelio”, “contraria a Dios”... Para san Gregorio Magno, si cualquier
obispo (aunque sea el obispo de Roma) se apropia el título de “papa universal”,
por ese mismo hecho, todos los demás obispos dejan de ser tales; el episcopado
entero queda aniquilado…”
¿Pierde
el papado, si seguimos por este camino, poder o excelencia? Todo lo contrario.
Un papa que aparece en la fachada de San Pedro, con este coraje, esta libertad
y esta humildad, no pierde nada. Lo que hace simplemente es recuperar, para la
Iglesia, aquella fuerza de atracción que tuvo en sus orígenes. Y que le dio la
vuelta a la historia de Europa. Justamente lo que ahora mismo más necesitamos. Por muy sombría que sea la crisis, estamos
viviendo un momento capital de esperanza”.
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