A PROPOSITO DE MARINALEDA
Derechos convertidos en delitos y viceversa
Ni asalto ni delito, sino derecho resarcido
Los poderes públicos han ignorado derechos básicos de los ciudadanos
Financieros, banqueros, diputados, jueces, políticos y otros gestores del Bien Público han robado del erario público
He aquí fragmentos del artículo del teólogo Benjamín Forcano
No me extraña que, entre ciertas clases, haya cundido la alarma. Ya los ministros del Interior y de Justicia se han encargado de recalcar que con el asalto ocurrido en los comercios de Arcos de la Frontera y Ecija, "vamos a tener tolerancia cero".
A otros, la alarma nos llega de otra parte y nos asusta porque, según estamos viendo, financieros, banqueros, diputados, jueces, políticos y otros gestores del Bien Público han robado del erario público, no cantidades precisamente nimias, asignándose sueldos, indemnizaciones, privilegios que les permiten un nivel de vida escandaloso y, sin embargo, no ha surgido poder público alguno que los declarase en "situación de tolerancia cero".
Quiero decir que en nuestra sociedad hay derechos que se convierten en delitos y delitos que se convierten en derechos…
La conclusión es que cuando en nuestra España, - Arcos de la Frontera y Ecija-, ocurren (7 de agosto) cosas como las del asalto a comercios para poder dar de comer a familias que lo necesitan, la alarma se dispara ciertamente pero en otra dirección: hacia el Estado, hacia la clase gobernante y política y, en general, hacia los poderes públicos que han ignorado derechos básicos de los ciudadanos y han promovido los intereses y despilfarro de las clases y sectores pudientes, invirtiendo el orden jurídico de nuestra Constitución.
¿Cuándo comienzan a expropiar a los que, injustamente y contra la Constitución, han promovido el menosprecio y olvido de derechos básicos de los ciudadanos y han estimulado el egoísmo y la opulencia de tantos sujetos transgresores de la justicia y de esos derechos de los ciudadanos?
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Mientras tanto, el cardenal Rouco y la Conferencia Episcopal Española calla. Son perros domesticados que, viendo como se atropellan los derechos humanos más elementales, enmudecen y miran hacia otra parte. Contra Zapatero, el laicismo, y la dictadura el relativismo (que solo Benedicto XVI sabrá de qué se trata) se sentían más en su ambiente.
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